Debo empezar diciendo que hasta hace poco más de un año yo era del grupo de personas que me sentía ajena a la política y las situaciones preocupantes que salían a la luz en nuestro país. Por todos estos años de mi vida, preferí no enterarme de la realidad, como si no tuviera que ver conmigo y cuando me enteraba, me indignaba, criticaba (pataleaba)… y luego olvidaba y “seguía con mi vida” pues al final “no había nada que yo pudiera hacer” “eso era lo que había y ni modo” “esta situación ya no tenía solución”… Pero, después de algún tiempo y varias experiencias, he despertado.

Ante el desconcierto de la ciudadanía después que el pasado domingo 16 atentaran contra nuestra democracia, he experimentado muchas emociones que debo admitir que en varios momentos me han sobrepasado. Estos han sido días duros, de mucha reflexión, por lo que me ha costado mucho encontrar las palabras para expresarme por escrito al respecto.

Yo trabajo todos los días con y para los niños, niñas y adolescentes, velando por su bienestar emocional; además sueño con ser madre. Si me duele el país, me duelen mis compatriotas, me duele nuestra libertad, imagínense como me desarma pensar en esos pequeños, que no pueden entender, ni decidir ante esta situación que amenaza su futuro. No logro encontrar una palabra que describa el sentimiento que esto genera en mi.

Más allá de teorías o posturas políticas, me horroriza ver como todos y cada uno de los dominicanos estamos siendo violentados y hemos normalizado la violencia a tal punto que ya muchos no somos capaces de verla.

En este punto es imprescindible hablar del ciclo de la violencia. A modo de resumen:

Acumulación de tensión: en esta fase crece el estrés y la hostilidad. Los abusadores a menudo comienzan por incidentes “menores” que van empeorando. Las víctimas suelen negar, minimizar y justificar los daños.
Crisis: en esta fase, la tensión ha aumentado al punto que estalla la violencia en sus peores manifestaciones. Este es un periodo explosivo, que usualmente perdura poco tiempo. Durante este periodo la víctima realiza acciones para sobrevivir al abuso. Estas pueden incluir la acomodación a las demandas del abusador (actitud sedentaria/bajo perfil/aparentemente apática) o se revela/trata de escapa (denuncia/confronta).
Calma o de Luna de Miel: después de la fase de crisis, el abusador pasa a un periodo más calmo, puede mostrarse arrepentido, suplicar perdón, y promete que esto nunca volverá a suceder otra vez. La víctima quiere creer que esto es verdad y la mayoría de las veces, su amor propio ha sido tan dañado, se encuentra tan agotada, débil, que termina por darle otra oportunidad.

Pueden notar que como ciudadanía hemos estado repitiendo este ciclo por AÑOS, En este momento, debido a los últimos acontecimientos, gran parte de la población nos encontramos en la segunda fase (unos resignados, otros luchando), me aterra pensar que OTRA VEZ pasemos a la tercera fase y continuemos repitiendo el ciclo.

Al vivir esto por TANTOS años, nuestra esperanza está afectada, es posible que hasta el amor por nuestra patria, lo sé, lo he sentido; la falta de apoyo nos agota, también lo sé. Pero, no sabemos cuántas oportunidades nos quedan (si nos quedan más) para intentar salir de este círculo vicioso que tantas consecuencias negativas arrastra y que cada vez que nos rendimos, empeora.

¿Qué más tiene que pasar para que nos levantemos todos (juntos, apoyándonos)? ¿Qué tiene que pasar para que terminemos de despertar? ¿Qué estamos haciendo para que nuestros niños, niñas y adolescentes puedan disfrutar mañana de un país con condiciones dignas y oportunidades para todos? ¿De verdad ya hiciste TODO lo que podías? ¿Puedes decirle a tus hijos que hiciste suficiente?

Se lo pido por ellos que no pueden hacerlo, POR FAVOR, no seas indiferente ante lo que está pasando en nuestro país. Manifiéstate (como tu quieras, entiendas o sientas) exige que se respeten nuestros derechos, transparencia, responsables, JUSTICIA (con respeto, de manera pacífica y civilizada)… Pero, no permitas que nos roben la esperanza.

¡Rescatemos la democracia! Nosotros lo merecemos y las próximas generaciones también.