Quiero reflexionar sobre un tema que ha estado rondando mi mente hace varias semanas debido a la gran cantidad de casos recientes que he visto en consulta y noticias al respecto: el maltrato/abuso que muchas veces termina en feminicidio.

Les invito a que fijemos nuestra mirada en un factor que entiendo como uno de los orígenes del maltrato/abuso en sentido general, pero hoy me enfocaré en el maltrato/abuso a la mujer.

Según Pinheiro 2006, entre 80 y 98% de los niños en todo el mundo, sufren castigos corporales en el hogar, y un tercio o más de ellos reciben castigos corporales muy graves aplicados con utensilios. El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas (ONU) lo define como todo castigo en el que se utilice la fuerza física y que tenga por objeto causar cierto grado de dolor o malestar, aunque sea leve. En la mayoría de los casos se trata de pegar a los niños con la mano o con algún objeto (correa, chancleta, etc., pero también puede consistir en, dar por la boca, empujar a los niños, pellizcar, jalarles el pelo o las orejas, obligarlos a ponerse de rodillas, etc.) Este tipo de castigo es considerado como maltrato sin importar la severidad del mismo.

El maltrato tiene una larga lista de consecuencias negativas, muchos de nosotros (adultos) las hemos vivido con desagrado, entonces ¿por qué continuamos repitiendo el patrón? Pues todo niño depende totalmente de papá y mamá, por ende los necesita, entonces empezamos a recibir estos mensajes contradictorios: te pego, pero lo hago por tu bien y/o porque te quiero; y empezamos a reprimir y negar emociones naturales. Aprendemos a creer que las humillaciones y los golpes los recibimos ¨por nuestro bien y no nos causan dolor¨, para salvar la imagen de esos padres porque los necesitamos. Luego, criamos nuestros hijos haciéndoles entender lo mismo, porque es difícil dar algo mejor o diferente a lo que yo recibí y se repite la historia.

Entonces tenemos niñas que crecen recibiendo mensajes como:

Un golpe por tu bien > no debes permitir que nadie te pegue.
Palabras crueles de los padres > no puedes permitir que nadie te hable mal.
Obedece y haz lo que digo > nadie puede decidir por ti.

Padres, es momento de detenernos y preguntarnos ¿de qué manera estamos contribuyendo en casa a que las tasas de maltrato/abuso y feminicidios aumenten? ¿que más debe pasar en la sociedad para que empecemos a cambiar la ¨solución¨?

Hoy les invito a replantearnos los mensajes implícitos que le transmitimos a nuestras niñas.