Trasfondo

Primero, debo reconocer que este nuevo gobierno se ha estrenado con pruebas enormes; asumir las riendas de un país en plena crisis por una Pandemia (sin mencionar otras crisis nacionales) es un panorama con pocos precedentes y con muchos retos. Como si fuera poco, se suma el inicio del año escolar con cambios de directivos en el Ministerio correspondiente.
En el día de ayer hicieron el tan esperado anuncio que tenía gran parte del país en suspenso. El presidente Luis Abinader informó que las clases del año escolar 2020-2021 iniciarán el próximo 2 de noviembre, bajo la modalidad virtual; lo que ha causado gran controversia. Por un lado, un gran grupo se muestra a favor de esta decisión y por el otro, algunos expresan su disgusto ante la medida.

Entorno escolar

En circunstancias ordinarias, dirigir un centro educativo y estar a cargo de la enseñanza-aprendizaje y del desarrollo socio-emocional de los niños en el aula, requiere de mucha preparación, planificación, entrega, amor, meticulosidad, humanidad, responsabilidad, entre otras. Me cuesta imaginar todo el extra que se requiere en circunstancias extraordinarias.

Imaginemos intentar ofrecer a los estudiantes un entorno en el que exista cierto orden y límites, sin que se sientan oprimidos; donde se preste atención a las necesidades de cada uno, sin retrasar a unos o presionar a otros; donde cada quien se sienta comprendido y tomado en cuenta, sin que los demás se sientan ignorados; donde se disfrute cada actividad, sin que se deje de tomar en serio; donde se estimule el aprendizaje y las habilidades sociales, sin darle más importancia a una que a la otra; así puedo continuar la lista con muchas metas más que parecen bastante elevadas, considerando que quien debe cumplirlas en un simple humano. Vamos a añadir a esta idea la existencia de un virus que amenaza la integridad física de todos (esencial para lograr todo lo anterior) que implicaría más responsabilidad para esos humanos/maestros y añadiría suficientes niveles de ansiedad en todos. Desde mi perspectiva, suena duro, complejo, riesgoso…

Entorno familiar

Entiendo perfectamente que por otro lado están las familias con un panorama no menos complejo. Los padres necesitan continuar laborando para producir el sustento de los hogares; además, con los hijos en casa todo el tiempo se han visto ante la necesidad de encontrar formas de brindarle el acompañamiento en el proceso de aprendizaje (que antes se delegaba a la escuela) sin muchas alternativas, sumadas las grandes limitaciones para ofrecerles oportunidades de recreación y socialización (sin pantallas) que es tan importante para su desarrollo; esto para los que tienen hijos con un desarrollo y necesidades de aprendizaje promedio. También están aquellos niños con necesidades diferentes a la mayoría, los cuales desde antes contaban con el mínimo apoyo y necesitan un seguimiento profesional constante. Trato de entender lo frustrante, retador y preocupante que puede resultar todo esto para las familias, y sé que me quedo corta.

Perspectiva de los niños

No puedo dejar de mencionar los más implicados en esta situación, los niños, niñas y adolescentes (estudiantes).

  • Que difícil debe ser no poder separar mi lugar seguro y de descanso; mi lugar de juego, disfrute y socialización y mi lugar de aprendizaje, más que por horas en el día.
  • Que duro tener que abstenerme de la variedad que tiene el mundo fuera de casa, de la compañía de seres queridos con los que no vivo y del apoyo de expertos en ciertas áreas cuando algo me cuesta (maestros, psicólogos).
  • Que fuerte, que entre tanta carga que tienen los grandes, a veces les cuesta atender mis emociones, porque ellos también necesitan atender las suyas y con tanto peligro, tantos cambios, tanta crisis, el tiempo no les alcanza.

Es un reto para todos, los entiendo a todos. Esto es sólo una invitación a la empatía, la búsqueda de alternativas funcionales para todos y la cooperación.